El manejo de materiales sin tener que tocarlos es casi una realidad. En el futuro cercano muchas empresas podrían beneficiarse de esta tecnología, en especial aquellas que ocupan insumos peligrosos
Hace algunos años, investigadores chinos de la Universidad Politécnica del Noroeste (UPN-Xi’an), en Xi’an, utilizaron campos ultrasónicos para levitar iridio y mercurio, el sólido y el líquido más pesados, respectivamente. El objetivo de su investigación es encontrar la forma de revolucionar los procesos de manufactura, desde fármacos hasta aleaciones, sin la ayuda de contenedores, pues en ocasiones algunos compuestos son excesivamente corrosivos para los envases o reaccionan de manera indeseada con los materiales de que están hechos.
Los primeros experimentos de levitación acústica datan de 1987, cuando David Deak, científico de la NASA, consiguió hacer levitar varios objetos utilizando exclusivamente un campo acústico. Ahora, Wenjun Xie, especialista en física de materiales de la UPN-Xi’an, se cuestionó acerca de lo que ocurriría si un ser vivo fuera colocado dentro del campo acústico: ¿levitaría de manera estable, al igual que un cuerpo inanimado, y qué consecuencias tendría?
A fin de dar respuesta a la interrogante, Xie probó hacer levitar pequeños animales (hormigas, catarinas, arañas, renacuajos y peces) y a monitorear su comportamiento durante el experimento, así como su estado físico tras la misma.
Para ello empleó un emisor ultrasónico y un reflector, a fin de generar un campo de presión sonora entre ambos. El instrumento produce sonidos de apenas unos 20 milímetros de longitud de onda, lo que significa, en teoría —según explicó el especialista— que podría hacer levitar objetos cuyo tamaño fuera de un máximo de la mitad de la longitud de onda.
Una vez que el campo acústico fue creado, los investigadores colocaron a los animales entre el emisor y el reflector. El experimento resultó exitoso, pues consiguieron hacerlos levitar un par de centímetros.
"Los insectos sin alas trataban de escapar moviendo rápidamente sus patas cuando estaban suspendidos en el aire, pero la poca resistencia de éste les impedía avanzar", dijo Xie. En el caso de los peces y renacuajos, que también se revolvían en el aire buscando liberarse de la fuerza que los mantenía suspendidos, los científicos utilizaron una jeringa para arrojarles agua cada minuto y así mantenerlos hidratados.
Por su parte, las catarinas luchaban por emprender el vuelo y alejarse del campo acústico batiendo sus alas con fuerza, pero, al igual que los otros animales, también fracasaron en el intento, salvo un par de ellas que gracias a un gran esfuerzo lograron evadirse de esta jaula invisible.
El especialista chino destacó que "una de las cosas que aprendimos con el experimento es que debemos tener un control cuidadoso sobre la fuerza de levitación para conseguir retener a los insectos dentro del campo."
Al final del experimento, el equipo de investigadores evaluó el estado de todos los animales para determinar si es que habían sufrido algún daño físico. Tras 30 minutos de permanecer suspendidos en el aire dentro del campo acústico, los insectos y renacuajos estaban muy saludables, no así el pez, para el cual el suministro de agua no resultó suficiente. El reporte de los investigadores, publicado en el número actual de la revista Applied Physics Letters señala que existen muchas aplicaciones posibles para esta tecnología tanto en el campo de la investigación como en el de la industria, por lo que la levitación acústica promete ser una herramienta muy útil en el futuro.
Nota: Fernando Correa
Fuente: eluniversal.com.mx, livesicence.com y http://ovnis.tv/index.html